Las medidas de gobierno de Néstor y Cristina

viernes, 10 de diciembre de 2010

¿A quién sirve Papel Prensa S.A.?

Una importante medida que tomó el gobierno nacional, fue impulsar la investigación sobre el origen y la apropiación de la empresa Papel Prensa, con la participación de tres grandes empresas dueñas de medios (Clarín, Nación y La Razón) en un acuerdo con la dictadura militar de 1976-1983. Después de múltiples denuncias que quedaron en el olvido, desde 1983 hasta estos días, por fin el Estado envió una investigación detallada e inició una causa penal. Ahora la Justicia puede avanzar sobre un tema tan importante para la verdadera libertad de expresión y de información.
Junto con ello, se envió un proyecto al parlamento para declarar de interés nacional la fabricación de papel para diarios.

Antecedentes
Durante la década del ’60 se debatía en el país la posibilidad de producir el papel para diarios, que hasta entonces se importaba.
La oportunidad se dio a partir del cimbronazo sufrido por la dictadura de Onganía con la rebelión conocida como “El Cordobazo”, que significó un reacomodamiento que llevó al Ministerio de Economía al neo desarrollista José Dagnino Pastore, con la idea de desarrollar las industrias básicas. El plan, que dado a conocer en agosto de 1969, señalaba que el Estado “apoyará financieramente a aquellas empresas nacionales que solicitaren su colaboración” (Clarín 9/8/69), incluía la creación de una fábrica de papel.
Ese mismo mes el gobierno propone crear un fondo para la creación de la planta con un impuesto del 10% a las importaciones de papel y el apoyo del Estado en financiamiento y garantías. Tuvo la oposición de los importadores y de Adepa. Unos porque no querían perder el negocio y otros porque no aceptaban la participación del Estado.
El proyecto queda en eso, mientras pasan Onganía y Levingston y asume Lanusse en 1971, mientras Aldo Ferrer era ministro de economía por unos meses. Se hablaba de “nacionalizar” la economía, y en ese clima se llama a licitación para la instalación de una planta de papel.
Finalmente, en 1972 el gobierno autoriza  a Papel Prensa SA (donde estaba César Cívita y Editorial Abril, p.41) con una inversión de 62 millones de dólares y una producción anual estimada de 100.000 toneladas. En diciembre de 1973 (según Gasparini con la presión del entonces ministro de economía de Perón, José Ber Gelbard, según otros por decisión de irse al Brasil ante la caída de Lanusse), Civita y Editorial Abril  venden las acciones (p.22), que quedan en un 26% en manos del joven y poderoso empresario, David Graiver, el 25% del Estado y el 49% restante en manos de 30.000 accionistas particulares. Graiver siguió comprando acciones, hasta que en 1975, su origen judío y su presunta vinculación financiera con Montoneros, lo ponen en la mira de la Triple A, por lo que decide irse a EE.UU., donde muere el 6 de agosto de 1976 en un confuso accidente de aviación.
Es en 1970 cuando una dictadura obliga a todas las publicaciones del país a pagar un 10% sobre sus compras de papel importado (el único), para aportar a Papel Prensa. A partir de 1976, otra dictadura subió el impuesto al 40%.
Allí aparecen los diarios La Nación, La Razón y Clarín “comprando” las acciones de Graiver.

A partir de 1977 los tres diarios y la dictadura se erigen en dueños del papel, y Videla, mostrando su “lado bueno” (que por entonces algunos le encontraban), le pide a sus socios que abrieran el juego a los demás diarios del país, ofreciéndoles el 49% de las acciones.
Conviene recordar que otro diario, Crónica (el de mayor tirada de la época), no fue incluido en el limpio negocio  por ser peronista; y que otro, “La Prensa” (uno de los más antiguos y que fuera cerrado por el primer gobierno de Perón), no quiso entrar por razones “éticas”.
Volviendo al punto de la participación de los diarios del interior, los señores Herrera, Magnetto, Mitre, Saguier, Peralta Ramos decidieron que debían ser los únicos en manejar el “transparente negocio”.
Papel Prensa S.A. se inauguró el 27 de septiembre de 1978 en la localidad de San Pedro (Pcia. De Bs. As.) con los cuatro socios como dueños casi absolutos.

Cuestionamientos del fiscal
Ya en 1984, el Fiscal General de la Nación, Ricardo Molinas, nombrado por Alfonsin por su idoneidad y por no pertenecer a su partido, investiga el traspaso, que entonces se denunciaba como fraudulento. En su dictamen señalaba que la Justicia debería investigar y acusar al gobierno militar, y nombra a Videla y a Martínez de Hoz como posibles autores de delitos.
Había varias cosas que no le cerraban:
La venta de las acciones se produce por un valor muy inferior al que determinaba el mercado.
El pago del valor no es recibido por los anteriores dueños porque al momento de cobrar estaban detenidos-desaparecidos.
David Graiver sufre un extraño accidente en México.
El apoderado de Graiver, Jorge Rubinstein, muere en la mesa de tortura (p.26).
Los padres de Graiver y su viuda, Lidia Papaleo, son torturados y encerrados durante años.

En los días en que se negociaba la venta de acciones, los editoriales de Clarín y La Nación reclamaban a la dictadura que los Graiver fueran investigados, por la propia dictadura, por supuestos delitos económicos.  Mientras tanto, seguían “negociando” la venta de acciones con los mismos que acusaban.
Después de su liberación, la viuda de Graiver declaró ante la justicia que fue presionada con la muerte de ella y de su hija para que vendiera las acciones.

Más cuestionamientos
Los tres diarios se quedan con el aporte obligado que durante años realizaron todos los diarios del país, y vale recordar que esos diarios son de Capital, ya que el 90% de la venta de diarios en el interior va dirigida a los medios que se editan en las provincias.
Los aportes a Papel Prensa S.A. se realizan con créditos del Banco Nacional de Desarrollo, garantizados por el propio Estado (la dictadura de entonces).
La propia Lidia Papaleo, al igual que Iannover declaran luego que tuvieron que firmar sin leer y nunca supieron a cuanto habían vendido.
El aporte por la compra de acciones nunca se concreta y el anticipo depositado judicialmente es retirado años después por los tres diarios.
El precio fijado para la transferencia era de 996.000 dólares (p.47), mientras que la inversión de Graiver entre 1972 y 1976 se calcula en 15 millones. La seña que pagan los diarios a Graiver es de ¡7.000 dólares!
La venta, cuestionada por Molinas, no era legal porque el juez de menores (la heredera era la hija de Graiver de sólo dos años en 1977) no avala la operación.

Precisiones
La investigación del fiscal Molinas no avanza y finalmente renuncia. A la salida de Alfonsín, Menem le cede a Clarín radio Mitre y canal 13.
Hoy Papel Prensa SA es de Clarín (49% de las acciones luego de la compra de La Razón –quiebra mediante- en una operación cuestionada y pendiente de investigación), de La Nación (23%) y el Estado Nacional (todos los ciudadanos) con un28% (cifras aproximadas).
El pago que realizan los diarios proviene de un préstamo gestionado por el Estado Nacional sin intereses.
La empresa recibe beneficios impositivos reducción en los servicios hasta el día de hoy.
El control del Estado fue inexistente hasta hace poco, y ante el intento actual, los socios particulares de la empresa acusan al Estado de interferir en la libertad de prensa, a pesar de su obligación de defender los intereses de los ciudadanos a los que representa.
El cupo de entrega de papel y su precio dependen hoy de la voluntad de Clarín y Nación, de acuerdo a las denuncias efectuadas por los medios del interior del país -Diarios y Periódicos Regionales de la República Argentina (DyPRA)- . “Entre los años 2005 y 2008 hizo funcionar a un 85 por ciento promedio la capacidad instalada de la empresa papelera, bajándola al 79 por ciento en el año 2009, con lo que redujo en 9.000 toneladas el stock de papel para diario, obligando ese año a subir 16 por ciento la importación del insumo”. (109)
El mercado consume 266.000 toneladas anuales y la capacidad productiva de la empresa es de alrededor de 200.000.
El 71 por ciento del papel de diario vendido por la empresa durante los últimos seis años fue para Clarín y La Nación.

Conclusiones
Gracias a la política de venderse a ellos mismos a menos del costo (de acuerdo a las últimas denuncias) y a aumentar  los precios a sus competidores, pueden seguir dominando el mercado.
 De esa manera Clarín (por ejemplo), consiguió superar en tirada a Crónica y relegarlo en el mercado desde 1976 hasta hoy, y comprar otros competidores (como La Razón) y otros diarios del interior (como La voz del interior y Los Andes en sociedad con La Nación).

¿Podría haberse realizado una operación como la de Papel Prensa sin la existencia de una dictadura totalitaria?
¿Podría haber subsistido la dictadura sin el apoyo y el aval de los principales medios de presna, sus socios comerciales?
¿La apropiación de Papel Prensa no constituye un delito que sigue cometiéndose aún en estos días?
¿No sería oportuno que la Justicia investigara estos hechos hasta sus últimas consecuencias?

El máximo directivo de Clarín Héctor Magnetto fue claro al afirmar: “el que tiene el papel maneja la información”. Por eso, todos los poderes de la nación deben actuar para garantizar el ejercicio de la libertad de informarse con pluralidad para todos los ciudadanos.
Hoy el gobierno nacional tomo en sus manos estas cuestiones, denunció ante la Justicia estas maniobras monopólicas que incluyen presuntos delitos de lesa humanidad, elevó al Congreso un proyecto para declarar de interés público la fabricación y distribución del papel para periódicos, ahora le corresponde a esos poderes tomar en sus manos la defensa de la libertad de expresión y de información para todos los habitantes de la Argentina.

Sobre estos temas, además de la investigación del fiscal Ricardo Molinas, existen varios libros que encaran o se refieren al tema:
Cecchini y Mancinelli: Silencio por sangre.
Juan Gasparini : David Graiver el banquero de los montoneros.
Julio Ramos: Cerrojos a la prensa
Pablo Llonto: La noble Ernestina
Abrasha Rotemberg: Historia confidencial
María Seoane, Vicente Muleiro: El Dictador
Informe del gobierno: Papel Prensa “La verdad”

La situación nacional y su ubicación en Latinoamérica

Capitalismo, neoliberalismo y los nuevos gobiernos
Charla de Daniel Ezcurra
Daniel Ezcurra es historiador; coordinador de las cátedras bolivarianas de la universidad de las madres, director del centro de estudios de políticas de  estado y sociedad, coordinador de investigación del Ministerio de Desarrollo Social; coordinador de las cátedras populares que es un programa del Ministerio de Desarrollo Social.
Saben que vamos a reflexionar sobre la relación de Argentina y el resto de Latinoamérica. Además de tener el honor de coordinar las cátedras bolivarianas, un proyecto que se abrió en el 2003 a instancias de un acuerdo entre el gobierno de Venezuela y la Universidad nuestra, participo en un programa que posibilita el acceso a un programa de estudios superiores a todos los jóvenes que habían quedado fuera del sistema de la educación formal. Es un Universidad bastante sui generis, que recoge a la población joven que no había terminado su educación secundaria, implementando cursos de integración y nivelación. Esto habilita como ciclo común para iniciar un estudio universitario y así facilitar la formación de cuadros técnicos y políticos para transformar la educación superior en un  medio masivo.
Pensar juntos en esta  América Latina, nuestra América, como decía José Martí. Pensaba ordenar el planteo desde dos perspectivas: como ¿Cuáles son los marcos estructurales en los que nosotros venimos viviendo desde…, yo voy a poner una fecha: 1998, a partir de la victoria electoral del presidente Chávez, fecha en que comienza un proceso que ya se venía dando, pero que va a cambiar la faz política a partir de una revolución económica y cultural? Treinta años atrás las dictaduras militares introdujeron el neoliberalismo (acumulación del capital) o sea capitalismo contante y sonante que se hizo hegemónico en el mundo en las relaciones económicas  globales  y planetarias. Ver cómo fue esa bisagra histórica, ver cómo fue ese proceso de ruptura y cuáles son los elementos intervinientes; de eso vamos a hablar a ahora.
¿Cómo se integra nuestro país en este proceso latinoamericano?  Algunos de nosotros nos creen lejos de las cosas que le pasa a países como Bolivia, Brasil, Ecuador, Venezuela; como que no perteneciéramos a todo eso y no tuviéramos contacto con esos procesos de transformación.
El consumo como barrera al comunismo
A mitad de la década de los 70’ con un proceso iniciado en los años 72 y 73 con la crisis del petróleo, el capitalismo mundial, como sistema económico social, se generó dentro del capitalismo una mutación, una transformación muy fuerte que cambió los pilares estructurales del sistema de lo que se venía dando desde la pos guerra: capitalismo indeseable, ante los desafíos  de la crisis del 30’, sumados a los desafíos de lo que aparecía como el peligro rojo que cristalizado en 1945, vamos a tener  1/3 de la población de la humanidad bajo el socialismo. ¿Cómo el capitalismo se las ingeniaría frente a este peligro que venía a desafiarlo y que le planteaba un contendiente a nivel planetario? Porque si la revolución rusa del 17’ instauró que había otra posibilidad de socialización en el mundo, recién después de las décadas del 30’ y del 40’ esa revolución rusa a nivel global está en condiciones de competir con el capitalismo. Decidieron vacunarse contra el peligro rojo llevando el consumo hacia adentro, al interior del sistema. Ya que a 1/3 de la humanidad no era posible hacerlo desertar del socialismo porque estaba detrás de la cortina de hierro y pertenecía a otro modelo económico y social, la manera de combatirlo era llevar el capitalismo al corazón mismo del sistema; a sectores donde el consumismo no había estado presente. Si vemos nuestro país de la época de los 30’, a finales del modelo agroexportador, la Argentina  estaba entre los 10 países mas ricos del mundo, aunque nadie decía  que era un país  que generaba riqueza, pero no la distribuía. Había amplias fracciones de la sociedad argentina sin derechos políticos porque se recurría al fraude; sin derechos sociales porque no había leyes laborales, sin derechos económicos, porque no se participaba de la producción ni de la riqueza generada. La crisis del 30’ pone un interrogante ante eso  y  la manera de resolverlo es lo que llamamos: estado de bienestar en el primer Mundo, que es tratar de incorporar a aquellos sectores que habían quedado fuera de la dinámica de la producción y del consumo, para revitalizar al sistema en sus conjuntos.
Y funcionó bastante bien: entre la década del 40’ y del 60’, el capitalismo, a nivel mundial, vivió un auge de consumo de producción, de nuevas formas de organización del trabajo, pero con un  elemento nuevo, que cuando el capital necesitó dinamizar su lógica a través de la producción, dio poder de  hecho a los trabajadores para discutir la relación entre el salario y el capital. Si bien el capital sufrió una mutación beneficiosa  y  se generó un crecimiento importante a partir de los 40’ en adelante hasta los 70’, era evidente que el componente del salario, o sea las clases trabajadoras estaban en condiciones de discutir mucho mejor la distribución de la riqueza y aun el modelo de sociedad, que cuando se arranco de la crisis del 30’. Hay una acumulación en el campo de los sectores populares que se ve cristalizado en las esferas  políticas, sociales y  económicas, donde hay una disputa fuerte por la renta. Entonces,  el mismo sistema que había generado rentas para los sectores concentrados a nivel mundial a partir de esa dinaminazizacion de los mercados internos locales, en la década del 70’ y con el poder del  factor trabajo despuntado la renta esa renta empezara a bajar… y el capital buscaba otras formas de resolver la rentabilidad para los sectores concentrados y empieza una discusión en el capitalismo, que no es una discusión formal, a través de una dinámica de crisis que se manifiesta a través de la famosa crisis del petróleo del 70’, donde la tasas de ganancias que obtenía el sector concentrado del capital ya no es la esperada y no es la que permite la continuidad del sistema. Algo  tenían que hacer y fue impulsar una transformación en las relaciones sociales es lo que llamamos: neoliberalismo.
La etapa neoliberal
¿Cuál es la piedra fundamental de toda esta transformación? Disciplinar al trabajador para que el capital recupere su tasa de ganancia. ¿Cómo se hacía esto en un punto en que el trabajador había logrado cada vez más posibilidades de discutir las tazas de ganancias? Y, el disciplinamiento se hizo a través de la violencia política. En el cono sur a partir de la década de los 70’ se instalan una serie de  dictaduras que van a ser la forma política de esa necesidad del capital de disciplinar al factor trabajo a la hora de discutir al renta global producida. Entones las dictaduras en esa naciones viran a la violencia política, a la violencia militar, para disciplinar al pueblo y a los sectores trabajadores bajo el genocidio; países como el nuestro o Chile lo sufrieron. En Brasil, había empezado antes, en los 60 con otro sesgo distinto del que nosotros sufrimos, no es casualidad, fue otra etapa. Fue una dictadura profundamente desarrollista. Ellos empiezan en la década de los 60,  triunfan y van por un modelo más clásico. En la Argentina, el peso de los sectores populares era tan fuerte que hasta el 76’ no pueden imponer un modelo de dominación política,  y cuando lo hacen, lo imponen por el terror.  Entonces, cuando nosotros hablamos de neoliberalismo, nos referimos a la postura real del capital, que después de treinta años necesita disciplinar a los sectores  populares  para no discutir la renta  y contener  lo que diría Lavagna en el 2006, la demanda  redistributiva. Ahora, en el corazón de la economía capitalista se generan  transformaciones mucho más profundas.
Activos financieros y trabajadores
Las empresas tienen dos fuentes de ganancia: la de los fierros reales, o sea la de la producción, y la  financiera. Siempre, una empresa  tiene activos físicos que son los fierros,  que se hunden en la producción para producir riqueza, y los activos financieros ¿Recuerdan que Neustadt  hablaba de las cincuenta empresas a las cuales les interesa el país?  En realidad hablaba de la burguesía industrial argentina concentrada. Si uno toma los números de los activos físicos y los compara con los activos financieros de esas empresas, de las cuales muchas son transnacionales , vemos que hasta 1978 los activos físicos eran mucho más grandes que los activos financieros ; a partir de ese año , los activos financieros fueron muchísimo  más grandes  que los físicos. Esto quiere decir que la mutación del capitalismo hace que se prefiera el dinero produciendo dinero, antes  que a   la producción generando  ganancias. Esto trae consecuencias dramáticas para el modelo social, porque si el capital aplica el principio de que el capital  sólo sirve para producir dinero, ¿para qué están los  trabajadores,  entonces? Si uno ve en una empresa  una  curva que demuestra  que el capital financiero es cada vez  mayor que el capital de  los fierros  comprometidos  en  la producción, verá  también que la fuerza  política que aunó al  movimiento obrero  empezará a decrecer en centralidad como movimiento  social y protagonista fundamental , actor principal de las luchas sociales populares , y empezará a decrecer en términos absolutos ; la clase trabajadora se achica , se desconcentra ( o sea que se ata el motor de la clase trabajadora  a los sectores financieros vinculados a la distribución de la mercadería ) No es casualidad que en este momento, en la Argentina , sea  Moyano uno de los actores sindicales principales, por lo de la circulación. Esto es la herencia de décadas de capitalismo, donde la producción no era, ni ahí, lo más importante, sino  el transporte, y por lo tanto los camioneros son lo más importante y se transforman en el corazón del  movimiento  obrero. Son los que circulan con la mercadería, no sólo nacional, sino importada, además, y son un sindicato fuertísimo.
Crisis estructural
Esta  forma de arrastre neoliberal de la década de los 90, vuelve a encontrar  una crisis estructural por los efectos del Neoliberalismo. Se acuerdan de los efectos con nombres de bebidas espirituosas ¿efecto tequila o caipiriña…? Las crisis financieras, que de eso estamos hablando, son la manifestación epidérmica, como cuando nosotros tenemos fiebre, de una dolencia más profunda, y la fiebre es sólo la manifestación externa, el síntoma. Bueno, al cuerpo económico le pasa lo mismo; las crisis financieras son el síntoma de algo mucho más profundo .Y ¿Cuál era? El modelo de acumulación que se había instalado. De la población total del mundo, un gran porcentaje se quedaba afuera del circuito, porque fue un modelo de acumulación que concentró la ganancia pero también concentró  los mercados; concentró la producción, pero también concentró el consumo. Y una gran parte de la población quedaba afuera de todo esto. Nosotros lo vivimos dramáticamente en nuestro país. Para entender la tasa de desocupación de los 90, hay que ir a la década del 30. De hecho la Argentina no reconoce un sujeto social desocupado en el siglo XX, sino a partir del 30. Salía en “Caras y caretas”. Aparece en la villa de Retiro el movimiento de los desocupados, hombres sin trabajo que empiezan a cobrar fuerza. El capital necesita golpearlos en su columna, vertebral ,en su poder de negociación del salario. Esto  empieza en la década de los 70 y hace decrecer el poder de la clase trabajadora y vemos que decrece la cantidad de gente que consume, empiezan a decrecer los mercados internos y se concentra el capital, se hace financiero.
Crisis del 30 y del 90
El motor de la década de los 90, al contrario del modelo de la oligarquía terrateniente (que excluía, no repartía, pero generaba riqueza), tenía todas esas taras, pero no generaba riqueza. El crecimiento que vimos en los 90, tenía un motor  endovenoso  que era la deuda externa.  El capitalismo neoliberal en la Argentina era impulsado por el sistema financiero internacional, que en esa lógica perversa del capitalismo financiero nos  prestaba plata para que nosotros pagáramos la plata que nos habían prestado antes, y así seguíamos... Este era el mecanismo.  ¿Se acuerdan de la bicicleta financiera? Eso explica muy bien la dinámica. Ahora, a partir de los 90, el capitalismo neoliberal entra en una crisis profunda. Pero claro, si en la década del 70 la crisis del capitalismo estaba confrontada con el socialismo, en los 90 aquel había desaparecido como horizonte de transformación. Era la época del  pensamiento  único; la época en que el  capitalismo había ganado la batalla; el capitalismo se quedaba para siempre; era el fin de las ideologías.
Socialismo y capitalismo
Todos estos son movimientos sincrónicos, en términos  intelectual, pero la debacle del socialismo real aparece en el momento de la crisis del capitalismo y no tiene un movimiento de reemplazo. Entonces nosotros, como actores políticos y económicos, somos hijos de una gran crisis político-económica del capitalismo, donde no tenemos horizonte de transformación cierto, ya que en el relato colectivo global el socialismo había desaparecido. Alcira Argumedo, gran socióloga,  no tanto política, le pone un nombre a eso, lo llama crisis civilizacional, que es lo que está enfrentando el capital. ¿Y eso qué es? Bueno, su modelo de desarrollo nos está llevando a la aniquilación y pensamos algo  para enfrentarnos a eso. El modelo que teníamos como contramodelo había desaparecido. Como Marx decía: ”todo lo sólido se desvanece en el aire”. Todo  ese imperio que se había construido  se desvaneció como modelo alternativo nuevo. Y ahí  nacimos guachos a la vida social y política. Nacimos con la necesidad de insertarnos como actores sociales y políticos en esa crisis, hablo de la latinoamericana, sin un modelo alternativo de desarrollo para proponer. Y allí empezamos la lucha reivindicativa. Todo el sujeto de transformación que después va a encarar gobiernos populares en América latina reconoce movimientos de reivindicación previos : el movimiento  cocalero y de campesinos originarios en Bolivia; los trabajadores que resistían a la lógica neoliberal  en Brasil; los pueblos originarios del Ecuador, y en otros países del Ande, donde el componente fundamental  está dado por los sectores originarios y campesinos e, inclusive, militares, que reconocen que dentro de un modelo neoliberal  su función de la defensa nacional.
Los nuevos gobiernos
Y eso es lo que pasó en Venezuela. Un militar, no de alto grado, sino encorsetado en los cuadros medios altos de un gobierno que, miren ustedes, el gobierno de Carlos Andrés Pérez fue el que nacionalizó el petróleo y después lo quiso privatizar, como pasó en la Argentina con la historia del peronismo. Y allá, en Venezuela  ¿cuál fue la respuesta de los sectores militares vinculados a la soberanía nacional, a las empresas nacionales como el petróleo? Fue como impedir la venta de las joyas de la abuela. Así emergió el chavismo en primera instancia. Después se encontrará con los sectores populares, con sus necesidades, sus anhelos; se encontrará con una izquierda que tuvo la necesidad de esa conjunción y surgirá ese proceso virtuoso que se da en el norte de América del Sur ¿Cuál es la dinámica en nuestra América? El movimiento central de la dinámica política de los últimos cincuenta años había sido descentrado y achicado y entonces aparecen movimientos de reemplazo que toman desde lo reivindicativo particular la dinámica de la lucha, de la resistencia, y después  la posibilidad de implementar gobiernos populares. Por eso tenemos un tornero mecánico como presidente en Brasil, un campesino cocalero en Bolivia, un teniente general en Venezuela. Esa es la dinámica.
Un actor diverso
El capitalismo neoliberal, descentrando los sectores de la producción generó un actor diverso. De ese sector diverso surgió la lucha para que no le siguieran sacando más cosas y en un determinado momento se encontró con algo que a mí me interesa mucho señalar, que se ve mucho en Brasil y también en la Argentina. Nosotros sabemos que esta crisis que tiene el neoliberalismo en los 90, va perfilando una salida de lo que nosotros vamos a llamar bloques regionales. Se va a ir conformando un bloque regional  que busque una lógica de reproducción ampliada de salida de la crisis. En Asia se va a conformar un bloque; en Europa, la Unión Europea, de hecho, es fruto de esa voluntad política y económica. Y los norteamericanos también van a querer un bloque en un mundo que cada vez se mueve más de esta manera, que se pone cada vez más proteccionista, con cada vez más trabas al comercio internacional, a pesar de lo que la OMC recomendaba, donde Europa pone trabas para la agricultura, USA también, los asiáticos ponen también lo suyo… Esto, ¿qué hace? También entorpece el movimiento del capital y reintroduce la crisis en el interior de los bloques. Y resulta que USA quiere armar su bloque ¡tiene una política de integración regional!  Nosotros siempre decimos que los norteamericanos siempre tienen políticas de integración regional, pero para la dependencia; desde la doctrina Monroe para acá, USA siempre tiene una política de integración, la va cambiando con el tiempo, la ajusta, pero esa política nos define a nosotros como su patio trasero; de alguna manera  es ser el primer mercado para su producción y el primer lugar de extracción de matera prima para su maquinaria productiva. O sea, un mercado comprador y un lugar de donde extraer.
La hegemonía imperial
Ahora, en los 90, les pasa lo mismo a los yankees, que lo que les pasó a los ingleses a principios del siglo XX. Si uno mide la participación en el producto bruto mundial de los ingleses a mediados del siglo XIX y lo mide a fines del mismo siglo, verá que eso es una curva descendente. Esto quiere decir que el capitalismo inglés se pone viejo. Para esta época aparece el capitalismo en Alemania, en USA, en Japón, con mucha más dinámica y musculatura a la hora de producir, y el capitalismo inglés se queda quieto  y va perdiendo presencia en el mercado internacional, y a la clase dominante británica se le aparece una disyuntiva histórica: forzar la marcha para ser el imperio más hegemónico a nivel mundial, o contentarse con ser un imperio de segundo orden. Entonces deciden replegarse y ceder su lugar de preeminencia.  Tratan de sostener sus colonias, pero van achicando sus expectativas. Nosotros sabemos que el final de la II Guerra Mundial le da la partida de defunción como imperio  hegemónico. Si habían venido sobreviviendo en la década del 30’ en el 45’, en la foto de Yalta, con cuatro actores de la II Guerra Mundial, se ven 4 actores pero solo 2 ganadores. Son Stalin de un lado y Roosevelt del otro. Los ingleses se transforman en un imperio de segunda. Si uno mira la participación del producto bruto mundial de USA a mediados del siglo XX y lo ve a fines del mismo siglo, va a ver la misma curva descendente que tuvieron los ingleses. Cada vez más el capitalismo norteamericano tiene dificultades para ser el motor del capitalismo mundial, y han tenido que tomar una opción. Y su opción fue  Bush, o sea sostener vía el complejo industrial militar, su prevalencia en el capitalismo mundial. Buscan solucionar el problema a través de la faz bélica. Buscan hacerse de los productos naturales principalmente del petróleo, para generar guerras y a partir de ese aparato industrial bélico, dinamizar su economía. Si uno sigue viendo la debacle de la economía norteamericana, uno ve el déficit comercial que tienen a nivel internacional y nos damos cuenta de que aun eso no da resultado. En los 90’ ellos también intentaron una política de integración regional para la dependencia. ¿Recuerdan como se llamo eso? Como programa se llamo ALCA. Entonces, la burguesía local de América Latina se las ingenió para ser socios menores de esa hegemonía continental de USA. Eso en épocas de vacas gordas como los 90, cuando el capital internacional no tiene donde colocarse, porque la faz productiva no aparece por ningún lado, se la puede dotar de capitales frescos y a partir de ahí sostener la intermediación. El problema es que en los 90’ la crisis es tan grande que los yankees  generan un modelo económico que ni  siquiera tiene negocio para las burguesías locales. ¿Dónde uno puede ver eso? El Alca, que nunca se realizó en América del Sur, si uno lo quiere ver en vivo y en directo, tiene que ver la integración de México a USA.  Desapareció de la faz de la economía por lo menos regional, y además los problemas sociales en México son tremendos, su dinámica económica se paralizó, y empezaron a tener una debacle económica fenomenal. Ahí se ve cual era el plan que los yankees tenían para el resto de América, expresado en esa relación carnal de que habló Di Tella, de los gobiernos mexicanos USA. Es tan agresivo el ALCA, pero tan agresivo, que si uno firmaba el pacto, este le prohibía, digamos, que los estados nacionales nuestros tenían que prescindir del compre nacional, que no es ni más ni menos que el poder hacer socio a la burguesía local de su desarrollo y su crecimiento. Por ejemplo para las compras del estado para el motor de la dinámica económica vinculada con el estado, la industria nacional tiene prioridad sobre el resto. Bueno, los norteamericanos iban por todo, hasta por ese compre nacional.
El fin del Alca
La burguesía más lógica de América del sur, que no es otra que la de nuestros hermanos brasileros dijeron: con porta ligas sí, pero con portaligas y sin vaselina no… Y empezó a generarse una dinámica de resistencia al modelo del  ALCA. ¿Dónde lo puede ver eso uno? La burguesía paulista, la más importante del Brasil,  junto al PT en los 90’, hacen una consulta popular en contra del ALCA. Sacan 10 millones de votos. La base del PT la agitó ¿Por qué? Porque eso es el inicio de la llegada a la presidencia del PT, porque el plan estratégico del neoliberalismo norteamericano en medio de una crisis ni siquiera le ofrecía negocios a  las burguesías concentradas de nuestros países. Ustedes saben cómo terminó esta historieta: Mar del Plata 2005 Argentina, con una voz de dignidad muy importante, con Brasil y Venezuela le dicen no a  la estrategia de dominación de USA para salir o enfrentarse a la crisis internacional donde el capitalismo comienza a condensarse  en bloques económico-políticos  regionales. Y los tipos quedan desencajados; sin estrategia triunfante. Entonces empiezan los Alcas chiquititos. Uno con la Comunidad Andina; firman uno con el Perú;  otro con Costa Rica. Está todo bien; a eso lo presentaban como una victoria. Ahora, Argentina, Venezuela y Brasil son el 75% de América Latina, por lo tanto, sin su participación, de hecho no  hay  Alca. Bueno, esa es la situación que permite la emergencia de los gobiernos populares, que  desde 98  tenemos es nuestro continente y que son  dos movimientos sincrónicos: la resistencia popular al liberalismo generando actores sociales nuevos, que en un escenario de crisis van cobrando cada vez más posibilidades de resistir la lógica neoliberal y pensar en un proyecto de país pos neoliberal. Eso va a pasar con todos los países de América Latina. Por eso, en nuestros países se dan procesos populares con tanta diversidad. Tenemos una alianza de la burguesía paulista y la clase trabajadora del Brasil sosteniendo el modelo a desarrollarse. Tenemos un cura tercer-mundista ,  en un país destruido como Paraguay, generando la esperanza , después de la continuidad de la dictadura de Stroessner, por otros medios. Tenemos en el Uruguay a un ex guerrillero de izquierda tejiendo una trama donde la izquierda dirime sus diferencias  por  vía democrática y, a la vez, sin sacar los pies del plato, resuelve el problema clásico de la fragmentación y va progresando en esta crisis internacional, y va logrando, cada  vez  más, desde la ciudad hacia el resto del Uruguay  condiciones para ser gobierno, municipal, primero, y luego nacional.
Ecuador
En el Ande vamos a tener un proceso  frustrado. El hoy  traidor Lucio Gutiérrez que hizo un golpe de estado con el apoyo de la CONAGUI (Confederación  Nacional  de Movimientos Indígenas del Ecuador) para voltear un gobierno neoliberal. Yo conocí a Gutiérrez cuando vino a la Argentina. Era un coronel nacionalista que estaba en contra de la dominación imperial, de la dolarización de la economía en Ecuador, de  la política neoliberal, y se alió con los movimientos indígenas para dar un golpe de estado. El problema fue que esa fracción del ejército luego fue comprada por los cantos de sirena del imperio y generaron una brecha en el movimiento  indígena ecuatoriano que era realmente muy fuerte, y lo partieron en dos; lo inhabilitaron, de alguna manera, para tener un gobierno propio; eso quedó en stand-by hasta la revolución ciudadana que recoge los fragmentos del intento de Lucio con su traición y las ansias de cambio que se despertaron en el pueblo ecuatoriano. Pero el movimiento indígena no  fue el sujeto porque había quedado fragmentado y confundido por la experiencia de  intentar ser gobierno  a través  del levantamiento con los nacionalistas militares de Lucio. Allí aparece Correa, regenera la expectativa de una transformación en el Ecuador. Y cuando busca el sujeto ¿saben qué? No lo tiene. El sujeto en el Ecuador es la ciudadanía; algo tan lábil y volátil como la ciudadanía, lo cual duplica el valor político del proceso en Ecuador, porque no hay un sujeto orgánico que lo banque; no tiene aparato político, no tiene sujeto  para transformase en el eje principal del proceso, entonces convoca a la ciudadanía, la cual no tiene partido político propio, y además llenar los cuadros del estado con  una capa así delgadita de gente que provienen de la universidad, algunos inclusive de la universidad de afuera es un desafío para el proceso ecuatoriano, maravilloso y real. El presidente Correa ha demostrado estar a la altura de las circunstancias, porque en un momento muy crítico   (ustedes recordarán  a Alfonsín  entrando al cuartel y saliendo mientras decía que eran héroes de Malvinas), bueno, Correa entró y allí dijo: ”De aquí me sacan presidente o me sacan muerto“. Y salió presidente. Esto no es sólo mérito de Correa, sino de la situación internacional de América Latina que permite que haya  una base estructural que sustente estas patriadas, donde, al aunar nuestras fuerzas políticas, y así estos intentos no resultan ni tan fuertes ni tan contundentes.
Bolivia
Lo de Bolivia, a mí me parece que es el proceso más sólido, porque tiene un sujeto  protagónico que tiene 500 años de entrenamiento; ahí hay una densidad del tejido social que va hacia la política; no como en Venezuela, donde  es un proceso que viene de la política, por la política, casi no había sujeto. Ustedes recordarán que el “caracazo “, una de las manifestaciones previas al gobierno de Chávez , que fue como el 19 y 20 de diciembre en nuestro país, fue una explosión que no tuvo un sujeto en particular, donde la organización política del pueblo venezolano era muy baja. Este proceso nace arriba y va bajando  y se va enraizando en los sectores  populares; en Bolivia es al revés. El sujeto tiene una densidad maravillosa: primero, que aguanta cualquier cosa y además van paso a paso, pero con una fuerza en cada uno que dan, que los hace, digamos, impermeables a sacudidas tan fuertes como que te quieran cercenar una parte del territorio.
Diversidad de actores
Entonces, una de las pautas más interesantes de nuestra América Latina es la diversidad de actores. La segunda es que recorre todos los procesos y la otra es que todos estos procesos  descentraron la lógica neoliberal. Vieron que dije “descentraron“, y no, rompieron, porque el neoliberalismo recorre todos los países de América Latina, quizá mucho más como mochila simbólica que como lógica económica. ¿Qué quiere decir esto? Nosotros tenemos  mucho más de neoliberalismo en nuestras prácticas cotidianas, que en la posibilidad que el neoliberalismo tiene de seguir dominando económicamente como lo hacía en los 90’. Vamos al caso de la argentina: los actores principales que vivimos este proceso económico después del 2001, son los sectores concentrados de la industria y lo sectores concentrados del agro. Los dos sectores se hicieron competitivos a nivel internacional por la devaluación que fue el antónimo ((o sinónimo?) de lo que exigía el neoliberalismo para poder seguir gobernando (la dolarización de la economía) ¿Recuerdan los diarios del 2000, tipo catástrofe? Clarín pidiendo devaluación, el Dr. Duhalde pidiendo devaluación, la iglesia católica elevando también su voz al respecto y, por otro lado, Ambito Financiero pidiendo a gritos la dolarización de la economía. Esa es la puja de salida de la crisis neoliberal: o más neoliberalismo, como se salió en Ecuador con la dolarización de la economía, o romper la lógica para hacer competitivos a los sectores de bienes transables en los ámbitos internacionales. ¿Qué quiere decir esto? Hacer competitivos los productos que nosotros vendemos al mercado mundial que son los comoditis del agro y la producción industrial como la de Techint, Somisa, de los sectores concentrados del aparato industrial. Esos ñatos se hacen competitivos por la devaluación a nivel mundial y si uno agarra los balances de estos muchachos, de estos ingratos muchachos, se verá que del 2002 hasta aquí vendieron como nunca antes en los últimos 35 años de la Argentina. Entonces, si me preguntan a mí, ninguno de estos ñatos quiere volver al neoliberalismo, porque los mercados neoliberales no son competitivos. Si viene el dólar uno a uno (punto necesario para que el capital financiero vuelva a ser el motor de la lógica económica), estos sectores, que tienen diputados en el congreso, y vaya si los tienen, tiene participación en los medios, tienen instituciones, tienen el poder de la iglesia como capital simbólico. Tienen un montón de cosas… vuelvo a decir, estos sectores ni quieren pensar en volver al neoliberalismo, entonces, siendo esto así, para nosotros en la lógica argentina de hoy el neoliberalismo tiene más que ver con el aspecto social que con el económico. Tiene mucho más que ver con que todavía para nuestros pibes de los barrios Ricardo Fort sea el modelo y no los cooperativistas de la Argentina que trabaja, que se levantan a las 5 de la mañana para laburar. Ahí se ve más la vivencia de la lógica neoliberal y no tanto en la dinámica económica. Eso es algo que nos tiene a nosotros como actores, porque eso  implica, de alguna manera, discutir y pelear por el sentido común de la sociedad en la Argentina. 
La difícil salida
Entonces,  la característica es la diversidad, producto de que se hayan roto los relatos globales, los actores globales, somos hijos de esa diversidad de esos actores que se fragmentaron en mil pedazos, fuimos de los social a lo político, construimos la musculatura necesaria las mediaciones  políticas, conmovimos con la resistencia política al neoliberalismo, la burguesía de nuestros países no se sintieron convidadas al eje de la integración regional de los yankees. Se juntaron esas 2 cosas y apareció lo que en la Argentina fue el 19 y 20 de diciembre, que según la lectura que uno haga se verá lo que hay que hacer de allí en adelante. Los compañeros de la izquierda, de centro izquierda entienden que, lo que desde muchos sectores se construyó en esos días solo provino del sector del pueblo; entonces, si solamente provino de la acumulación popular y de la resistencia popular, obviamente tenemos que de inmediato formar un gobierno afín a eso ¿No?  Porque nadie participa, inclusive costando sangre en procesos como esos, para instalar “Nada”.  Ahora, ¿ustedes recuerdan  cuál fue la consigna que nos juntó el 19 y el 20 de diciembre? ¡Que se vayan todos!  ¿Es ésa una salida para un proyecto de país? No. Pero traducido es: no quiero que me gobiernen como hasta  ahora,  o sea de alguna manera es: no queremos la continuidad de esto pero para adelante está planteando un vacío político, y me pregunto ¿existe un vacío en la política? No. Cuando se abre en situaciones de crisis, si no lo llena uno, va y lo llena otro. No existe el vacio en la política entonces la musculatura en el campo popular sirvió como ariete de resistencia en la continuidad del neoliberalismo, pero a la hora de plantear un proyecto alternativo para la sociedad nos quedamos con el: “que se vayan todos”. Y quién puso la salida que ocupó el vacío político? La figura se llama Eduardo Duhalde ¿Qué expresa Duhalde? Los sectores concentrados del capital de la Argentina que no podían seguir ganando con el modelo neoliberal y buscaron otra salida. Se los mencioné antes: La cúpula de la burguesía industrial y la cúpula de los sectores agropecuarios  cuyas instancias de batalla UIA  y la SRA y la iglesia. Ustedes recuerdan que el compañero Duhalde llamó al consejo, y allí, ¿quiénes estaban? Los partidos mayoritarios, la Iglesia, la CGT, la SRA, la UIA, estaba el Clarín, bueno, de hecho, el tipo juntó  los medios principales junto a las representaciones de todos los sectores con alguna densidad política en el campo de la Argentina. Desde allí se articuló la salida del neoliberalismo, que fue la devaluación, hecha de una manera que significó un compromiso a los sectores financieros: “muchachos ustedes quedan en el bando de los perdedores  pero los vamos a recompensar con  la pesificación”. La salida del capitalismo financiero fue, de alguna manera, no ruptura de lanzas, sino más bien un: nosotros  dominamos ahora el bloque de poder, pero ustedes no pagan la devaluación, sino los trabajadores. ¿Recuerdan la salida de camiones de caudales hacia el Uruguay? ¿Quieren algo más patético y peor que eso? Bueno, eso es compromiso político. Se pudieron fugar divisas hacia el exterior; ¡si parece el lejano oeste! Y con el compromiso de que eso no iba a ser penado. Así el  sector productivo concentrado recuperaba  el poder político en la Argentina.
Un olvido de Duhalde
Pero Duhalde se olvidaba de un actor protagónico de lo que venía siendo la resistencia desde el  95 para acá, que era ese sujeto descentrado que había salido de la clase trabajadora  (los movimientos de desocupados, los piqueteros, etc.), que tensó la cuerda del modelo neoliberal y le puso palos en la rueda, que tenía  muchas posibilidades de hacer movimientos reivindicativos, pero pocas de presentar un proyecto de país que convocara al pueblo argentino, y era tan dinámica su forma de movilizar, como pequeña la posibilidad de plantearse como salida política. Y así fue que el duhaldismo leyó mal esto; creyó que como no había posibilidad de plantearlo como salida política se lo podía disciplinar, por ejemplo, con el puente Pueyrredón. ¿Se acuerdan de Darío y Maxi? Esa fue la salida para los movilizados que en el 2001: con piquete y cacerola… queríamos un nuevo orden, pero  no lo aceptábamos bajo la represión. Ese era el problema para esa gente. Y así, todos salimos, después de ese puente Pueyrredón, a poner un basta y Duhalde se inhabilitó como posible conductor del destino de ese bloque que había formado como salida de la crisis del neoliberalismo. Fue el cerebro de la agregación de un nuevo bloque de poder (ojo, que no lo digo como un elogio), pero como no podía dirigirlo después de lo del puente, buscó a…, mejor dicho, aparece la figura de… ¿se acuerdan de un afiche que apareció en la provincia de Buenos Aires, donde Duhalde, sentado, manejaba a un Chirolita, que no era otro que Néstor Kirchner?
La ventanita
Bueno, ésa era la idea: “nosotros estamos en crisis política; está bueno que aparezca una figura lateral , ignota, un poder que viene de una provincia de 200.000 habitantes, lo ponemos como figura y gobernamos con el bloque que supimos conseguir”. Pero ¡sorpresa! El problema fue que Chirolita tenía voluntad  propia, tenía ideas propias sobre qué hacer con ese mismo bloque, y su salida era distinta. Ahora, recordemos que la posibilidad abierta en el 2003 no era una construcción mayoritaria del pueblo argentino; era una ventanita así chiquita, que la tuvimos, si me permiten, de  casualidad. Yo con esto no quiero decir que la resistencia no hubiera continuado, que al modelo neoliberal no lo hubiéramos puesto en jaque lo mismo. Los actores de la resistencia ya estaban, pero el envión de la oportunidad no fue aprovechado ni por Reuteman ni por De la Sota que, si me permiten la expresión académica, se cagaron por la profundidad de la crisis y se quedaron sin la oportunidad política de hacer algo ellos por el país. Veníamos de la alianza, así que los radicales estaban inhabilitados. Y bueno, se dijeron, pongamos al ignoto, pongamos a Chirolita.
El azar
Miren, las posibilidades en la Historia muchas veces pasan por  esas  ventanitas que están construidas de chiripa, por casualidad, y a partir de ahí vienen los círculos virtuosos donde se puede plasmar todo lo que se construyó durante décadas. Si uno toma la transformación más profunda de América Latina, como es la Revolución Cubana, también tiene mucho de azar, de construcción con ventanitas de oportunidad. Por ejemplo, cuando lo meten preso a Perón, él le manda una carta a Evita donde le dice: ”Negrita, ahora sí vamos a poder ir a disfrutar de la vida”. El pensó que todo terminaba allí. Los mismos que lo habían metido preso no captaron el fenómeno que Perón había alumbrado, y pensaron: “muerto el perro se acabó la rabia“… y explota el 17 de octubre. Bueno, con el surgimiento de Néstor Carlos Kirchner como candidato en el 2003, se da la misma cuestión aleatoria de la Historia.
La identidad
El problema es que había un piso estructural, y acá viene lo que a nosotros nos diferencia de los procesos latinoamericanos (éste es un punto de discusión que nosotros tenemos que recuperar), porque la dictadura militar empezó a introducir el neoliberalismo en nuestro país , pero hay un montón de cosas, que aun con todo el peso del terror dictatorial no pudo transformar y que sólo la pudo transformar  la identidad mayoritaria del pueblo poniéndose al servicio de las clases dominantes en los 90 con el menemismo. Las clases dominantes en la Argentina pudieron poner un proyecto antipopular, por primera vez en la historia, sin estar bajo una dictadura ¿Cómo lo hicieron? Como lo hicieron en México con el PRI, en Perú con el APRA, lo hicieron con la identidad mayoritaria del pueblo argentino. Eso es lo dramático de los 90; no la instalación del proyecto neoliberal, que ya venía instalándose desde la dictadura, por la fuerza, con la incapacidad, disculpen, del alfonsinismo, de crear un marco ni político, ni  económico, ni social por fuera de lo neoliberal. Pero en los 90 lo metieron en democracia y bajo la identidad mayoritaria del pueblo argentino. Pero ¿saben qué es lo maravilloso de la Historia Argentina? Que la identidad que nos metió de lleno en el neoliberalismo fue la que nos sacó de él. Eso no existe en ningún país de América Latina. John W. Cook, decía una frase que a mí me encanta: ”El peronismo es el centro exclusivo, pero no excluyente de la política nacional”. Esto lo escribió en los 60, pero para mí, sigue siendo una definición válida. La identidad mayoritaria que nos metió en el neoliberalismo, tiene la suficiente potencia intrínseca para lograr la salida. Esto habla de muchas cosas en la Argentina. Por ejemplo, lo que nos diferencia del resto de Latinoamérica, no es precisamente la profundidad del proceso. Y lo digo porque yo fui parte del proceso venezolano, y una cosa es hacer un proyecto popular en un país que no tuvo los derechos sociales que tuvo el nuestro del 40 en adelante, y haciéndolo con una empresa del Estado, que es PEDEVESA, que deja el 75% del  Producto Bruto Interno en manos del Estado, y otra cosa es hacer un proyecto Nacional y Popular con todas las empresas vendidas por el Estado, partiendo desde el 25% de los votos y con una demandante mochila histórica del pueblo argentino; que si vos, a este pueblo, le ponés la bolsa familia del Brasil, te escupen en la cara, porque acá hay una memoria histórica de lo que son los derechos sociales, que no existe en muchos de los países de América Latina. Bueno, Chávez, yo soy chavista de alma, me voy a sincerar, construyó  un proyecto popular a final del siglo XX, con un Estado, que si Chávez, por ejemplo llega a decir: “Tenemos un problema de salud“ y todos los médicos son de la Cuarta República, y viene un general y le propone echar 20.000 médicos, Chávez le contesta: ”¡Qué va!, hagamos un ministerio paralelo. “Les pagan a los que son de la Cuarta República aunque no hagan nada. El costo social de sacarlos sería mucho más grande, total PEDEVESA banca “.
Burguesías diferentes
Por eso digo que las condiciones dadas para descentrar al neoliberalismo son distintas; en todos nuestros países son distintas. Vuelvo a poner otro ejemplo: una cosa es hacer un proyecto nacional con una burguesía como la paulista, y otra es hacerlo con una como la nuestra que, por ejemplo, Goyo Pérez Companc, vendió todo lo que tenía para vivir de rentas. El viejo Jauretche decía que nuestra clase industrial es la hija de nuestra oligarquía terrateniente y entonces, lo primero que se les ocurre cuando agarran guita, no es reinvertir en fierros, sino ir y comprarse un campo, al cual tampoco van a hacer rendir bien. Esa es la lógica que los alumbra. No invierten en la producción, y el Goyo es la radiografía de esa clase en los 90, vendió todo a los brasileros y se fue a disfrutar de la vida. Andá a decirle al dueño de Cotemiras, en Brasil, que venda sus empresas para poder no hacer nada. Están comprando todo; están ampliando su ratio de ganancia en el mercado interno regional. Van por todo. Esa es una burguesía orgánica. Por ejemplo, Loma Negra; hoy el cemento está en manos de la burguesía brasilera. Mientras la nuestra se retira y quiere vivir de rentas, la brasilera avanza. Entonces, no es lo mismo hacer un proyecto nacional en el marco de un capitalismo, tratando de hacerlo autónomo, con soberanía nacional, con justicia social. A los actores que tenés para eso hay que analizarlos en su contexto. Por eso hay que tener cuidado cuando discutimos con compañeros, algunos queridos, otros no tanto, cuando dicen que estamos lejos de lo que pasa en América Latina. Yo quisiera ver qué hubiera pasado en algún otro país de  América si hubiera pasado lo que pasó acá, con la identidad popular mellada por haber sido parte del proyecto anti popular de la clase dominante en los 90, sin Estado y con una burguesía pusilánime. Ese fue el motor de arranque y con un 22% de los votos. Desde ahí hasta acá, muchísimo hemos hecho, creo yo. Hay algo que es importante reconocer: el compañero Alfonsín prometió que agarraba a los industriales de la oreja y los llevaba a abrir las fábricas. Y no cumplió su palabra. Menem dijo que iba a hacer la revolución productiva y el salariazo. Y no cumplió su palabra. La Alianza prometió que iba a sacar al país del oprobio del neoliberalismo. Y  no cumplió su palabra y además llamó a Cavallo.
Opciones en el 2003
En el 2003 y en el 2007, la sociedad argentina tenía tres opciones de socialización: la de Menem,                                              más neoliberalismo; la de la Dra. Carrió, su economista de cabecera, un tipo muy inteligente, Rubén Lo Vuolo, dijo que en la Argentina había que ir por el ingreso ciudadano, teoría importada de la matriz europea más sólida, que sostiene que ellos nunca más van a tener pleno empleo por la dinámica del capital, que eso se acabó como alternativa, que al no haber horizonte de transformación, la integración de la ciudadanía no se logra por el trabajo, sino por la ciudadanía propiamente dicha. Que vos, por ser ciudadano, por pertenecer a ese mercado interno, a ese cuerpo social que es el país, tenés que percibir un salario. Bueno, esto de que el ingreso ciudadano debía motorizar  e impulsar la república lo plantea es su plataforma la Dra. Carrió (¿vieron qué respetuoso que soy?). Y nosotros dijimos NO. Dijimos que nuestra meta es generar trabajo y terminar con la indigencia y la pobreza creando puestos de trabajo. Lo dijimos en el 2003 y lo dijimos en el 2007. ¡Y eso hicimos! Entonces, si la crisis política, heredera del: ”QUE SE VAYAN TODOS”, hoy está parcialmente paliada, aunque a algunos no les guste (ellos tendrán sus razones).
Se hizo lo que se dijo
Pero, aun esos, no nos pueden decir que hicimos otra cosa que lo que habíamos dicho que haríamos, que con el corazón del mundo del trabajo íbamos a terminar con la desigualdad, que íbamos a achicar la pobreza y a erradicar la indigencia. Y hasta acá creamos 3.000.000 de puestos de trabajo y generamos la dinámica de la inclusión en nuestra querida patria. ¿Y los nuevos  jubilados? Esos  miles y miles de compañeras y compañeros que habían quedado  fuera del  sistema, fuera de la dinámica del trabajo en los 90, los incluimos, les devolvimos su dignidad. Esto, aun leído por nuestros adversarios políticos no se puede refutar. Podrán no querer coincidir en los números con nosotros, pero, ninguno, salvo los irracionales, pueden decir que no marchamos por el camino y en la dirección trazadas. Y volviendo al tema jubilados, cuando muchos ingratos hablan hoy  del  82% móvil como “el dinero de los jubilados”, los Kirchner sentados sobre “el dinero de los jubilados”, les cuento que ese dinero no es de los jubilados; es dinero de los trabajadores, y hoy tenemos la posibilidad de tener las arcas que tenemos porque tuvimos la valentía política de estatizar el peor negocio financiero que se había generado a través del dinero jubilatorio; además tuvimos la voluntad política de meter 2.000.000 de jubilados para que sean partícipes del mundo del trabajo, integrado por trabajadores activos, trabajadores pasivos y trabajadores desocupados.
Asignación Universal
Entonces, cuando sobrevino la crisis financiera mundial del 2008, como no somos ortodoxos, y la creación de puestos de trabajo no nos daba para cumplir con  el objetivo de campaña, que era la indigencia, fuimos a la asignación universal por hijo. No nos alcanzaba con el trabajo, a pesar de que se había creado empleo  como hacía muchísimas décadas que no se hacía en la Argentina. Pero ¿saben qué? Las compañeras y compañeros que hasta el 2005 no iban más al mercado de trabajo, porque hay que explicarle a un hijo que vos fracasaste una vez y otra vez  y otra… Hay que volver a la casa explicando que no conseguiste trabajo… Ustedes saben que un montón de gente se había retirado del mercado laboral. Y ¿a partir del 2007, 2008, qué pasó? Nos agarró la crisis internacional, pero seguimos generando empleo, menos, pero seguimos generando. La gente se fue incorporando al mercado porque había trabajo, la población activa creció, apareció la esperanza, el deseo de progresar, la voluntad de un montón de argentinos, de ir a buscar laburo, porque había. Así, en medio del crecimiento de la población económicamente activa, no nos alcanzó con eso para cumplir con la promesa de campaña: implementamos la asignación universal por hijo; la Presidenta tuvo la valentía de meter una medida, que si ustedes  pueden acceder a la investigación de un querido compañero que se llama Damián Panigo, que investigó los efectos de la asignación universal, se darán cuenta de que la Argentina volvió a ser el país con menos deserción escolar de América Latina, y saben,  ¿qué hizo además? Lo comparó con los planes sociales de Brasil, Chile, Venezuela, México y vemos que nuestra asignación es más plata y llega a un universo mucho mayo. Esto nos permitió crear condiciones de ingreso  que hacen que hoy la ratio de indigencia vuelva a ser la más chica de América Latina y, como lo había hecho con datos del INDEC, lo comparó con los datos de las 7 provincias opositoras. Y ¿saben? Dio igual. Y así, con los números oficiales y con los números opositores, hoy somos el país menos desigual de América Latina
Enfrentar la crisis
Sabemos que la política se volvió a legitimar, porque nosotros hemos cumplido con la promesa hecha a la hora de pedirle el voto al ciudadano. Entonces, las elecciones que vienen, vaya uno a saber lo que va a pasar, pero, cuando vemos el escenario político, sabiendo lo mucho que todavía falta por hacer, sabemos  que estamos en mejores condiciones de cumplir con esas promesas históricas. Si no ¿quién lo va a hacer? Decía un compañero economista que es fácil llamar a un gobierno popular  y en la primera crisis bajar las jubilaciones y los sueldos. Esto lo dice Alejandro Barrios, presidente de la Comisión de Comercio Exterior de nuestro país: ”Cuando fue la crisis de la Alianza, vino el FMI, y no fue el FMI el que pidió bajar jubilaciones y sueldos. ¡Los funcionarios obsecuentes lo ofrecieron!”  Qué fácil  ¿no? Bueno,  esos nos critican en la política, en la economía, en la desprolijidad, en todo lo que pueden, pero cuando les tocó la oportunidad histórica de ser gobierno en momento de crisis ¿Qué hicieron? Ajustaron por los sectores más desvalidos. Nosotros, que recibimos “ese” país, lentamente, con el pueblo argentino fuimos saliendo. Y nos tocó la crisis internacional del 2007–2008. Dicho no por mí, que soy un ignorante, sino por un tipo como Paul Krougman, premio Nobel de Economía, esta crisis es tan fuerte para el capitalismo como la crisis de 1930. Y nosotros, en medio de ese contexto internacional no ajustamos sobre los más débiles. Un año antes de la crisis el ministro de Economía, Lavagna, golpeó la puerta de la Presidenta y dijo. “Muchachos, se viene una crisis internacional; lo que tenemos que hacer es frenar el crecimiento de la economía, digamos, contener la puja distributiva, por lo que se viene. ¿Saben que le dijo Néstor?: “Nosotros acabamos de empezar la puja, ¿cómo se te ocurre que la vamos a cerrar por una crisis? De esta crisis se sale con más crecimiento, con más trabajo y con más inversión del Estado y, si a vos no te gusta, la puerta está ahí” Y se fue; ¿saben por qué? Porque este gobierno no está dispuesto a hacer ajustes sobre los sectores más desvalidos. Tiene la voluntad política de paliar las crisis por los sectores que han ganado y que han acumulado ganancias como nunca en la historia del capitalismo en los últimos 20 años. Entonces nosotros queremos ir por ellos. A veces lo hacemos bien, a veces, lo hacemos  mal, a veces la gente nos acompaña y a veces no, pero nuestra política es clarísima. Yo desafío a ver los puestos de trabajo que perdió Brasil en el 2008 y en el 2009 y a hacer la ratio el porcentaje comparándolo con los puestos de trabajo que perdió la argentina y se van a llevar una sorpresa, y eso, que la burguesía más solida y más orgánica no es la nuestra sino la de Brasil, pero la voluntad de nuestro país es firme. De este proceso político, dice mi amigo Alejandro Barrios: “Bueno, no sé que van a hacer  los chinos o Brasil para defenderse del antidumping, pero acá no se pierde un solo puesto de trabajo”. Y cuando las empresas achicaron su inversión y apostaron a tumbar el gobierno, hicimos planes para, en plena crisis, pagarle el sueldo a los trabajadores para que no cierren las plantas, y no se caigan esos puestos de trabajo. Algunos nos van a acusar de que alimentamos el capitalismo con eso, pero nosotros creemos que si estamos en el marco del liberalismo, los trabajadores necesitan dónde laburar. Entonces, podremos poner la guita en la empresa, pero esa empresa la manda al salario de las compañeras y compañeros, que a su vez van a mover el mercado interno, que a su vez mueve la demanda, que esa demanda hace que hoy yo tardara 2 horas para llegar del centro hasta acá, porque comienza un fin de semana largo, la gente se está yendo,  ya no hay hoteles en los lugares turísticos, no hay pasajes en los micros. ¿se entiende la dinámica? ¿Saben cuál es la salida del FMI, de los sectores concentrados para esa crisis? Es la que le proponen a Grecia; es la que nos propusieron a nosotros en los 90: Recesión. Lavagna dixit: “recesión, achicar todo”  ¿Saben lo que hace la presidenta? Todo lo contrario, y la verdad es que da resultado. Pero, y esto paso también en el primer peronismo, las clases dominantes acá no quieren permitir que al gobierno no lo maneje la clase de ellos. Entonces tuvieron la esperanza de que mientras no había crisis internacional ganaba el compañero Urquia, ganaban los muchachos de la UIA, ganaban los sectores del campo.
Inversión social
En tanto, Alicia Kirchner ponía inversión social como nunca, y el compañero Tomada y el compañero  Moyano generaban, mediante convenciones colectivas de trabajo, las subas del salario como nunca existieron en la Argentina, aun durante el peronismo, todo eso hasta el 2008. Todos felices en el barco del proyecto nacional. Cuando vienen los primeros estertores (¿o manifestaciones?) de la crisis, nuestra clase dominante se frunció y se preguntaron quién iba a pagar la crisis. Esto, mientras seguían ganado plata porque el gobierno seguía tomando decisiones para que el mercado interno no se achicara. Entonces, ¡oh sorpresa!: se achicaron las exportaciones.  Eso, antes hubiese sido suficiente para que tuviéramos una crisis económica  y se enfriara la economía, tambaleara el mercado interno le metiéramos trabas a la inversión social y achicáramos el poder de los trabajadores. Hoy, no.  Dijimos ¿tenemos 50.000 millones de dólares de reserva? Bueno, vamos a usar eso para sustentar la situación económica en medio de una crisis internacional. Pero estos sectores, si tenían alguna duda sobre qué sector iban a privilegiar los Kirchner, la disiparon. Su tasa de ganancia no iba a estar por sobre el hambre y la sed de los argentinos. Lo tienen clarísimo. Entonces, necesitan un plantel político que dirija al estado y al gobierno, que en una situación de crisis haga un ajuste para mantener sus ganancias. Esto es lo que hicieron Alfonsín, Menem  y Duhalde. Nosotros dijimos que eso no lo íbamos a hacer, sino que íbamos a salir de la crisis usando las reservas y nos contestaron que buscarían una alternativa diferente que ampare los intereses de los capitales concentrados, porque saben que nosotros no los vamos a privilegiar a costa de la injusticia para la mayoría de los argentinos. Es increíble porque ellos tienen  claro que cuando el país crece para todos ellos puedan ganar mucho y no hay problema. Pero nunca un ajuste sobre el pueblo. Por eso quieren otra alternativa. Vamos a ver si la encuentran.
Hoy y el futuro
Quiero cerrar diciendo que hoy, la Argentina está a tono con lo que está pasando en América Latina. Es la situación de partida que tuvimos; que éste es un proceso político en conjunto, y lo hemos demostrado con la crisis de Ecuador, ahora, y ya lo habíamos demostrado en el festejo del bicentenario, que nuestro imaginario está en América Latina como nunca antes en 100 años. El pueblo argentino vivió la fiesta  bajo la advocación simbólica de San Martin, Bolívar, José Martí Artigas, en fin, de lo mejor de la integración latinoamericana para la independencia, no para la dependencia y sumisión, y eso en las clases dominantes se paga, porque no sólo se discute tasa de ganancia, también se discute el capital simbólico. Estamos discutiendo el sentido común de la sociedad para los próximos 20 años. Estamos discutiendo si el ídolo de nuestro jóvenes va ser el chocolatero o los compañeros que van a trabajar todos los días a limpiar arroyos. Estamos discutiendo esas cosas que parece que no son nada, pero son el corazón de un proyecto de país. Si los que estamos acá no somos capaces de irradiar que necesitamos un proyecto de país donde el sentido común de la sociedad diga que si ganamos, ganamos todos, pero que si perdemos,  pierden los sectores privilegiados y no los más desvalidos, no  vamos a poder salir del neoliberalismo aunque el modelo de acumulación no sea el neoliberal, porque la lógica del sálvese quien pueda, la lógica de la ventaja  comparativa, como dirían los sectores del agro, prima algo que nosotros hemos heredado de la tradición histórica argentina, algo que es la justicia social. ¿Qué es la justicia social? Nosotros hablamos de la solidaridad. La Argentina es un pueblo solidario pero la solidaridad es entre pares, es entre personas. Nosotros hemos tenido un proceso histórico que es maravilloso, que es el peronismo, que elevó la solidaridad a políticas de Estado. Eso es la justicia social. Nosotros somos herederos de esa tradición, con toda la apertura que haya que hacer en el siglo XXI, porque a la solidaridad hay que reconvertirla, transformarla, remozarla si es necesario, pero ese horizonte simbólico es cumplir en el país las tres viejas banderas históricas: justicia social, libertad económica y soberanía política. El Pepe Mujica, querido compañero, dice que estos son momentos para construir nuevos mástiles, y lo dice él que tiene sobre el lomo tantos años de cárcel por guerrillero, para las viejas banderas.